Una cuadrilla de trabajadores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que repara las veredas del barrio de Barracas quitó -y luego no repuso- la placa que conmemoraba el asesinato de Mariano Ferreyra, en la esquina de las calles Luján y Perdriel.
El lugar queda en las inmediaciones del Puente Bosch y de la estación Hipólito Yrigoyen, adonde el joven militante del Partido Obrero cayó abatido el 20 de octubre de 2010 por un balazo en el estómago, disparado por un integrante de la patota de la Unión Ferroviaria.
La placa que homenajea al joven, que fue asesinado de un balazo en el abdomen cuando tenía 23 años, fue colocada por militantes del Partido Obrero en 2012.
El hermano de Mariano, Pablo, escribió en su cuenta del pájaro azul que “pedimos imperiosamente que se recoloque la placa, por la memoria de Mariano, y de todos los que luchan por un país más justo e igualitario. Hoy esa placa no existe, como un descuido más de este Gobierno que continúa con su política de desmemoria“.
Aquel fatídico 20 de octubre, Ferreyra formaba parte de un grupo de personas que solicitaban la reincorporación de cien despedidos de las empresas tercerizadas que prestaban servicios en el Ferrocarril Roca. En esa circunstancia, los manifestantes intentaron cortar las vías del tren y en ese momento se produjo una pelea entre la patota del sindicato y los trabajadores y militantes de grupos de izquierda, entre los que también había manifestantes del Movimiento Teresa Rodríguez y de Quebracho.
En el tiroteo -las balas partieron sólo desde la patota ferroviaria- resultaron heridos además Elsa Rodríguez – de un balazo en la cabeza que casi la mató-, Nelson Aguirre -recibió cuatro tiros en las piernas- y Ariel Pintos, también baleado en las piernas.
El legislador del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Gabriel Solano anticipó que “vamos a hacer un pedido de informes a La Legislatura y vamos a reponerla. No podemos dejarlo así”.
