¿Es el voto electrónico la solución?

¿Es el voto electrónico la solución?

Si bien se dice que así el trámite del voto es más fluido, muchos países dejaron de usarlo por fallas en la seguridad y por la dificultad en auditarlo adecuadamente. Los peligros del sistema.


En los días que sucedieron a la votación en Tucumán, los dirigentes que perdieron esa elección solicitaron en repetidas oportunidades que se le ponga fin a los comicios en los que se vota por medio de boleta en papel y que se implemente un sistema de voto electrónico, planteando que este sistema sería la solución a las presuntas irregularidades que se denunciaron, que hasta ahora no se comprobaron en sede judicial, en esa provincia norteña.

Será bueno recordar que la utilización de la Boleta Única Electrónica fue adoptada por muchos gobiernos hace algunos años, aunque varios de ellos dieron marcha atrás, acobardados por una larga serie de problemas que genera su uso, en especial la imposibilidad de auditar adecuadamente el sistema por parte del público que no tiene una formación profunda en el plano de la programación de computadoras.

En cuanto al voto electrónico, existen diferentes métodos. Está la “Urna Electrónica”, en que la computadora es utilizada en todos los pasos de la votación, incluso en el almacenamiento de los sufragios. Por su parte, en Buenos Aires y en la provincia de Salta se utilizó la “Boleta Única Electrónica”, que es una boleta que contiene un chip que el votante carga en la computadora y luego la boleta es depositada en la urna, tal como se hace con un voto en papel.

Los problemas

Hay especialistas que advirtieron que con sólo un flash descartable, una pila Doble A y un cable que haga las veces de antena se construye un artefacto que puede dañar el chip de la BUE. Otros afirman que con un imán se puede logar el mismo objetivo. El chip de radiofrecuencia que contiene la BUE, además, puede ser leído por otros aparatos, incluso el especialista riocuartense Javier Smaldone relató que una aplicación para celulares puede leer la información almacenada en el chip de votación con sólo ubicarlo cerca de la BUE. El mismo especialista informó que otro chip está en condiciones de “inflar” la cantidad de votos.

Donde la BUE (aún) se utiliza

Sólo en siete países se utiliza actualmente la BUE y los problemas han estado a la orden del día en casi todos los casos. Los países son: Bélgica; Estados Unidos (adonde sólo se la usa en algunos distritos); Brasil; Venezuela; India; Filipinas y Estonia.

Para que la seguridad fuera mayor, en Estonia y en la India invirtieron cuantiosos recursos para desarrollar un software inviolable, que aún así no es infalible. En Bélgica, por su parte, el sistema se dejó de utilizar, precisamente por la imposibilidad de implementar un sistema anti-hacker absolutamente inviolable.

Por su parte, en Estados Unidos, Brasil, Venezuela y Filipinas, las denuncias ante cada elección son una constante. Las autoridades de estos países se encuentran en un trabajo constante de evaluación de incierto desenlace.

Germánica desilusión

En Alemania, la urna electrónica comenzó a utilizarse en 2005, pero ante una larga serie de cuestionamientos, en 2009 el Supremo Tribunal Constitucional (la Corte Suprema) declaró que la utilización del voto electrónico es “inconstitucional”. ¿La razón? El sistema, tal cual fue diseñado, solo permite su fiscalización por personas que poseen conocimientos técnicos avanzados y, por lo tanto, les está vedado a los ciudadanos de a pie.

El fin del mundo dijo no

En 2006, en medio de la ola modernista, Finlandia aprobó el voto electrónico para utilizarlo en las elecciones municipales de 2008, para lo cual se hizo una prueba preliminar en tres alcaldías. La votación debió ser anulada por una serie de problemas en su implementación. Finalmente, en 2010, el gobierno finlandés decidió no usar más el sistema hasta que exista una tecnología más confiable.

La naranja de papel

Holanda fue el país pionero en la modernización de su sistema de votación. Comenzaron a desarrollar tecnologías para tal fin en 1965, pero en 2006, ante la multiplicidad de problemas que se presentaron, un equipo de investigadores detectó que existían fallas de seguridad. En 2008, finalmente, el gobierno anunció la vuelta al antiguo voto en papel. Actualmente, los holandeses están desarrollando sistemas de voto telefónico y por internet, que no obligan al votante a presentarse en el lugar de los comicios.

Irlanda tampoco

En 2000, el gobierno irlandés autorizó la utilización de urnas electrónicas y en 2002 se implementaron en los distritos Dublín norte, Dublín oeste y Meta. El votante disponía de un tablero electrónico con una pantalla, donde seleccionaba a sus candidatos en el orden de preferencia que deseara. En 2004, ante las quejas, se creó una comisión de expertos para que evaluaran dos temas en especial: la seguridad (ante la posibilidad de hackeo) y la confidencialidad del voto. La conclusión fue contundente: dictaminaron que la seguridad era insuficiente y que la transparencia no estaba garantizada. En 2009, el gobierno abandonó totalmente el voto electrónico, tanto por las conclusiones de los expertos y la desconfianza del público como por los costos excesivos que había pagado por el sistema. Como colofón, en 2012, el gobierno se deshizo de las 7.500 máquinas de votar que poseía.

La flema inglesa, alterada

En el Reino Unido se implementaron más de 30 pruebas piloto entre 2002 y 2007, en las que se utilizaron diferentes sistemas de votación electrónica. En 2008, la Comisión Electoral declaró que la seguridad era insuficiente y determinó el abandono del sistema.

¿Modernidad o Espejitos de colores?

Todos estos países desarrollaron sistemas de votación que agilizaban el trámite de votar e incluso le facilitaban, a una población familiarizada con el uso de computadoras, el ejercicio del acto más importante de la democracia y luego abandonaron el sistema por la imposibilidad de evitar los fallos en la seguridad.

En resumen, no se puede confiar en un sistema basado solamente en que sólo la honestidad de los gobernantes y los empresarios sea la garantía de la transparencia del sistema. El clamor de la dirigencia es que se afinen cada vez más los sistemas de control por parte de los funcionarios que ejercen funciones en los tres poderes del Estado, por lo que no debería permitirse la existencia de un sistema que sólo sea auditable por ellos mismos, ni menos aún por los empresarios que resulten adjudicatarios de una licitación.

El sistema debe ser diseñado, además, no por empresas privadas, sino por las autoridades judiciales especializadas en lo electoral y por los técnicos, que abundan en las universidades. Éstos, además deberían especializarse en capacitar a los fiscales para que auditen a las empresas.

Pero esto no ocurre con el sistema que se implementó en la Ciudad de Buenos Aires.

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