Asoma De Narváez

Asoma De Narváez


Como si no bastara con el enigma que representa el diputado Martín Insaurralde y sus idas y venidas con el kirchnerismo y el massismo, la provincia de Buenos Aires ve asomando a un viejo conocido que quiere volver a la arena política: Francisco de Narváez.

Insospechado hasta hace un mes, el hombre que le ganó a Néstor Kirchner en 2009 salió definitivamente de su autoinflingido silencio y recuperó el alto perfil. Con calculadas declaraciones, intenta retomar la iniciativa política y volver a estar en el candelero con la meta fija, una vez más, en gobernar el mayor distrito del país.

Yo, el plural. “Estoy conversando con todos los dirigentes nacionales y provinciales. Con Macri, con Massa, con Scioli, con la gente de Unen. Trabajo para que venga algo distinto”, sorprendió De Narváez en declaraciones radiales. Habría que ver si los demás quieren blanquear esos diálogos. O siquiera si existen.

Es que cuando se empieza a consultar entre dirigentes del Pro, que es adonde apunta especialmente De Narváez, muchos señalan que no hay contactos ni conversaciones. No son pocos los que coinciden con lo que dijo la diputada provincial y exaliada del jefe de Unión Celeste y Blanco, Mónica López: que De Narváez es el tapón de Scioli para evitar el crecimiento de Massa.

Es que las filtraciones sobre el presunto acercamiento entre el denarvaísmo y el macrismo, operadas por un matutino porteño en particular, parecen tener como destinatario al Frente Renovador, perjudicado directo y principal de una eventual mejora de la performance electoral del Pro en la Provincia. Macri y Scioli tienen una buena relación personal y una equivalencia de intereses clara: esmerilar a Massa para que la contienda final sea entre ellos dos en el balotaje (cerca del tigrense aseguran que ese desenlace es el preferido por el Grupo Clarín).

“En política todo es posible”, dice a Noticias Urbanas el principal operador del Colorado cuando se le pregunta por una convergencia con Macri, después de la ruptura con ribetes novelescos que hubo entre ellos antes del cierre de listas de junio 2013. “No hay nada”, respondieron ante la consulta los dos asesores más cercanos a Macri.

Incluso, el Jefe de Gobierno porteño dijo públicamente que De Narváez “se ha declarado peronista y quiere militar en el peronismo”, algo que en el nuevo paradigma de la Tercera Vía macrista es un sacrilegio. Pero esta devaluación del exaliado tampoco quita posibilidades a un futuro pacto común.

La enemistad manifiesta entre ambos puede encontrar su bálsamo en el beneficio mutuo. De Narváez no le aportaría al Pro solamente algunos votos más, sino también los “fierros” (como se dice en el léxico crudo de la política al poder territorial, basado en militantes y recursos) y dinero para una campaña que se anticipa carísima. “Esto no se puede guiar por la amistad o las cercanías personales. No hablo de si sos simpático o no lo sos, sino de un programa de gobierno”, dijo el diputado, poniendo paños fríos cuando se le recordaba el rencor entre ambos.

El massismo sigue los sucesos despreocupado. Seguramente si la reedición de la alianza Unión-Pro se concreta, los renovadores serán a quienes les toque recordarle al electorado un detalle que nadie saca a la luz, como pasa en esas familias en las que hay problemas graves escondidos bajo la alfombra: De Narváez tiene un pacto hace más de un año con el sciolismo, que fue tan lejos como financiarle la campaña pasada, y que ese acuerdo sigue tan firme al nivel de que tiene gente de su máxima confianza, como Gustavo Ferrari, en el gabinete bonaerense.

Facundo dio el paso. Tal vez cansado de estar en una zona gris o necesitado de buscar una estructura en la que catapultar su candidatura para renovar la banca, el diputado Facundo Moyano confirmó finalmente su pase al Frente Renovador, mientras participaba de un acto en San Justo junto a Miguel Saredi, uno de los precandidatos massistas a intendente de La Matanza.

Consultado por Noticias Urbanas al respecto, el secretario general del gremio del Peaje se mostró renuente a hablar del tema aunque puso blanco sobre negro a meses de indefinición: “Estoy con Massa y estoy trabajando para su candidatura, pero no sé si me sumaré a su bloque. Lo defino antes de fin de año”.

Actualmente, el menor del clan Moyano pertenece al bloque Cultura, Educación y Trabajo junto a Omar Plaini (dirigente canillita que ganó su banca en alianza con De Narváez el año pasado), y desde el verano venía haciendo un juego rayano en la histeria en el que se reunía, por ejemplo, con Macri (en mayo) y María Eugenia Vidal (en junio) a solas para enervar a Massa, con quien se había distanciado por la autoría de un proyecto de ley. El poco eco encontrado en otros espacios lo hizo estacionar en el lugar más obvio, aunque por lo que le comenta a su entorno, este tampoco le convence.

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