Fallo 2×1: “Es un disparate pedir la renuncia de los jueces de la Corte”

Fallo 2×1: “Es un disparate pedir la renuncia de los jueces de la Corte”

En diálogo con Noticias Urbanas, el legislador radical Luis Naidenoff destaca la reacción del Congreso ante la decisión de la Corte de beneficiar al represor Luis Muiña.


Tras el escándalo por el fallo de la Corte Suprema de Justicia que concedió el beneficio del 2×1 en un caso de delito de lesa humanidad, Luis Naidenoff (UCR-Cambiemos) cree que los pedidos de dirigentes políticos y referentes de organismos de derechos humanos para que renuncien los jueces que votaron a favor del represor Luis Muiña son “un disparate”.

En diálogo con Noticias Urbanas, el senador nacional sostiene que el prestigio del máximo tribunal no se verá “menguado” por la polémica decisión. Considera que los magistrados tomarán nota de su rol político, destaca la reacción del Congreso, que aprobó en 24 horas una ley interpretativa para acotar el alcance del 2×1 y rechaza que el Gobierno haya estado detrás del fallo.

Además, se muestra optimista de cara a las próximas elecciones legislativas y opina sobre el reclamo de Martín Lousteau a Horacio Rodríguez Larreta para que le permita competir contra Elisa Carrió, la candidata del oficialismo en la Ciudad, en las PASO de agosto próximo.

 

–¿Lo sorprendió el fallo de la Corte?

–Fue un fallo sorpresivo porque nadie se esperaba una decisión de estas características. Me quedo con la reacción inmediata que hubo desde la política para tratar de cerrar todos los atajos interpretativos en cuanto a la conmutación de penas sobre la mentada ley del 2×1 y poner una especie de barrera en cuanto a los delitos de lesa humanidad que fueron perpetrados durante la dictadura en la Argentina. Acá hay dos criterios: o tenés una Corte con un fuerte apego al positivismo, es decir, a las normas, o una Corte que tenga también en el marco de decisiones un fuerte sentido de realidad y contexto político de nuestra propia historia. Si bien no estaba expresamente vedada la aplicación de este beneficio en la ley de fondo para los delitos de lesa humanidad, no es menos cierto que para las características de este tipo de crimines la conmutación es inaceptable desde nuestra lógica. Tenemos que rescatar la reacción inmediata y mayoritaria del Congreso, que marcó como una prioridad la defensa de los derechos humanos y la ratificación del Nunca Más.

 

–¿La reacción del Gobierno debió ser más dura?

–Al contrario, me parece que fue la reacción natural. El Gobierno habla a través del ministro de Justicia, Germán Garavano, que fue contundente cuando expresó que el error inicial fue el 2×1, una ley impracticable cuyos objetivos terminaron beneficiando a los que cometían los peores crímenes. También tenemos que entender que el Estado de Derecho significa el respeto a decisiones con las que uno puede no estar de acuerdo. No hay que buscar una especie de actitud sospechosa del Gobierno.

 

–El kirchnerismo y algunos organismos de derechos humanos creen que el Gobierno estuvo detrás del fallo.

–Eso es porque el kirchnerismo ha manejado las políticas de derechos humanos con mucha hipocresía. El relato de los derechos humanos fue un gran montaje. Lo que se ha hecho fue un atropello, un manoseo, una politización exacerbada de organismos que tenían el respeto de la sociedad por sus luchas. Miren cómo terminamos: Hebe de Bonafini está procesada y con embargos porque desde la cartera de Planificación hicieron de Madres un anexo de una empresa constructora. Terminamos prostituyendo una asociación prestigiosa, que tiene años de lucha y entrega por una causa por la que no muchos daban la cara. Los abanderados de los derechos humanos terminaron con César Milani al frente del Ejército. Todo lo que venga del kirchnerismo y que se relacione con derechos humanos es una gran puesta en escena.

 

–¿Coincide con los dirigentes políticos que pidieron la renuncia de los jueces que votaron a favor de Luis Muiña? ¿La Corte perdió credibilidad?

–No, es un disparate pedir la renuncia o plantear el juicio político. Hay que tener un poco de memoria. No perdamos de vista que la Corte en otros fallos, como en el de Simón, también convalidó el 2×1. Y en otra oportunidad, Raúl Zaffaroni se expidió a favor de que se aplique la ley más benigna. No existe ningún tipo de elemento que pueda poner en valor el juicio político o destitución. No creo que el prestigio de la Corte se vea menguado por esta decisión. Va a servir para que la Corte tome nota de su rol político y lo que significa para los argentinos la política de derechos humanos. No se puede únicamente legislar con un gran apego a la ley, sino que se debe que tener sentido común cuando se falla.

 

–¿Cuánto se juega Macri en las próximas elecciones?

–En un país normal te jugás la renovación de bancas legislativas, que te puede permitir lograr mayorías o minorías parlamentarias. Pero la Argentina es un país pendular donde pareciera que en cada elección de medio término nos jugamos la vida, o si los resultados no son como espera el Gobierno, se derrumba todo y entrás en una especie de tiempo de descuento anticipado. El desafío de Cambiemos y de todos los partidos de la Argentina es demostrar que una elección de medio término no te cambia la vida en términos institucionales.

 

–¿Es optimista?

–Creo que nos va a ir muy bien porque la gente no se aferra al pasado, sino al futuro.

 

–¿A Cambiemos le conviene que compita Cristina Kirchner?

–Si compite o no, no modifica el eje. Cristina es un actor central de la política argentina que representa un núcleo minoritario, pero muy duro. Se ancló en el pasado y está vigente en determinados sectores de la sociedad. Cristina es una herramienta electoral que va a estar presente compitiendo o no en términos electorales porque existe ese núcleo que representa una nostalgia por un pasado que nos llevó a una situación de resquebrajamiento institucional y administrativo. Será una decisión de Cristina que no modifica la situación de Cambiemos.

 

–¿Cuál va a ser la estrategia electoral?

–Hay que redoblar esta idea de que la Argentina tiene que mirar hacia delante y cambiar de raíz. Y esto tiene que ver con las medidas. Tenemos que poner en valor lo que se ha hecho en materia económica, social e institucional. Desde “el hacer” tenemos mucho que exhibir de estos casi dos años. De un pasado reciente que apostaba a la imposición y el disciplinamiento, nosotros construimos con el diálogo. También tenemos que ver las decisiones que se tomaron vinculadas con el tema de la corrupción, que es un hecho que marcó a fuego a la sociedad, como la Ley de Acceso a la Información Pública. Vamos a poner en valor “el hacer”.

 

–¿Apoya el reclamo de Lousteau para que lo dejen competir en las PASO en la Capital?

–El gran desafío de Cambiemos es lograr que una herramienta electoral, que fue exitosa para intentar dar vuelta la página del populismo, tenga la capacidad de ser una sólida coalición que perdure en el tiempo. La Argentina necesita coaliciones muy fuertes. Integrar a Cambiemos en la Argentina también es un proceso, una instancia. Cambiemos tiene sus particularidades propias en muchas provincias, como Santa Fe, Formosa o Jujuy. Por lo tanto es parte de un proceso de discusión interna que se tiene que dar. Quiero dar una mirada federal, no pasa únicamente por Lousteau en la Ciudad, sino que pasa por una discusión nacional sobre cómo ampliar y cómo interpretar esta realidad política que tiene Cambiemos.

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