El Pro encara el 2017 con la teoría del metro cuadrado

El Pro encara el 2017 con la teoría del metro cuadrado

Por Fernando Riva Zucchelli


Horacio Rodríguez Larreta insiste en público pero también en privado que, por ahora, si hay algo que no le preocupa son las elecciones de medio término del año entrante. El jefe de Gobierno es absolutamente consciente de que cuando la compulsa no es ejecutiva, el voto es más de conciencia y la gente piensa algo menos en la combinación ingresos-heladera y busca (aunque a veces no exista) el ideal entre lo que hay y lo que se querría lograr para esta megaurbe. Los guarismos para los amarillos serán más flacos que en 2015.

Si uno se guía por la realidad política del distrito, se encontrará con que habrá una fuerza que seguirá esforzándose por mostrarse opositora como ECO, donde no competirá el embajador del macrismo en Washington,  Martín Lousteau, pero dentro de su frágil acuerdo político con el presidente Macri verá hasta dónde es posible mojar el ecopancito en el ya recalentado tuco por el que transita el siempre negado (y confuso) Cambiemos porteño.

Más allá de eso en el búnker amarillo se especula que con un candidato normal de razonable desempeño, en donde se está midiendo a la ministra  Soledad Acuña y a su colega Andy Freire (del que “bien se podría prescindir”, acotan), el Pro podría redondear una performance de algo más de 35 puntos para una legislativa. A pesar que quien mejor mide en este distrito es Diego Santilli, el vicejefe no sería necesario para lo que, prevén, será una elección bastante accesible.

La cuenta que hacen es la siguiente: “35 nosotros, 18/22 el peronismo y el FPV, juntos o separados, 5 la izquierda y quedaría libre casi un 40 por ciento de la franja. Si lo ocupa todo Lousteau ahí si estamos en problemas”, aseguran quienes conjeturan cerca del jefe porteño. Pero la situación no es terminal sino con variados antídotos.  Conscientes que el espacio político que queda libre es el progresista histórico que ocupó el Frepaso en un momento, la cuestión es generar aire para que crezca algo por esa línea. Graciela Ocaña es una de las preferidas para ese rol, dado su carácter probado de opositora seria y confiable. Si a esa figura se le suma algo de centroizquierda (que no anide en ECO) se puede generar un tapón para que no crezca la fuerza radical socialista.

Elisa Carrió por afuera del Pro y de ECO sería la bomba nuclear para el enrulado embajador, dado el excelente presente de la diputada chaqueña en su rol preferido -y reforzado este 2016- de fiscal político del desastre K. Poco podría hacer ECO ante una doble propuesta de Cambiemos con Pro y Coalición Cívica, más allá de la pertenencia a ECO de la fuerza de la diputada. Ella, obviamente, pesa más políticamente que todas las estructuras juntas que armó y dinamitó en su trayectoria. Es un problema a resolver en ese partido, pero esta jugada -lo busquen o no- tiene un claro beneficiario: Rodríguez Larreta.

Mientras tanto, el Vaticano Group presentará también alguna alternativa en esta instancia dada la necesidad de renovar fuerzas y bancas. Las huestes de Gustavo Vera mucho no podrán hacer por sí solas pero si logran avanzar el acuerdo -de base en Roma- con Pino Solanas (autor ya de un milagro electoral que difícil se repita) y del eterno armador peronista Eduardo Valdés (gestor entre otros del fenómeno Irma Roy)  quizás generen también alguna merma en el armado de ECO.

A todo esto está la incógnita del accionar del Partido Justicialista. Pinta difícil la convivencia con el FpV en un espacio común que ya explotó en el legislativo y el electoral parece seguir el mismo camino. Si bien el PJ mantiene su realidad territorial y la potencia ingenieril del hombre fuerte del distrito, Juan Manuel Olmos, no está claro -como siempre- qué actitud tomará Víctor Santa María (presidente del PJ). Habrá que estar atento a la irrupción de Sergio Massa por este andarivel si esta se produjera en la Ciudad y el tigrense compite con chances en la Provincia.

“La gente no te vota por las grandes obras, a pesar que hay que hacerlas, te vota por el metro cuadrado propio, el que pisa todos los días, su vereda, la rampa, su árbol, su calle, la luminaria, su parque. Ahí es donde los destrozamos”, grafica un tanto confiado un encumbrado dirigente macrista, que prefiere el anonimato por esta vez.

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