Las guerras de Inteligencia son como cajas chinas. Cada vez que se abre una caja, dentro de ella aparece otra más chica y así sucesivamente. Parece una historia sin fin. Siguiendo atentamente esa línea de razonamiento, se entienden ciertos hechos.
La denuncia contra el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, que realizó el diario La Nación y avaló la integrante de Cambiemos y líder de la Coalición Cívica-ARI, la diputada nacional, Elisa Carrió, se definirá en la Justicia. Pero ni la política ni el periodismo todavía ven bien debajo del agua. Buenos amigos.
Según la información obtenida en exclusiva por Noticias Urbanas de un jerarquizado integrante de la AFI la denuncia contra Arribas “salió de adentro” de la AFI y tiene un motivo claro: el recorte que sufrió la estructura operativa del organismo de 800 millones de pesos. El dinero cambió de manos, en vez de manejarlo los históricos de la Inteligencia local, pasó a ser controlado por los jefes políticos.
“La plata recortada es mucha y eso produjo un enojo mayúsculo contra Arribas y no es de extrañar que la reciente denuncia en su contra venga por ese lado”, le dijo a NU el espía. Lo que no dijo -pero se sabe- es que buen pasar de buena parte de esa estructura se verá tan resentida como la capacidad operativa. “Los Audi blindados y las casas de fin de semana hay que mantenerlas para trabajar tranquilo” sostiene otro integrante de la Casa.
A pesar de que el presupuesto de la AFI para este año es de 1.804 millones de pesos, lo que significó un crecimiento del 24,5 por ciento con respecto a los 1.450 millones del 2016, el malestar de los agentes no se aplacó.
Tampoco sirvió de nada que en junio de 2016, el presidente Mauricio Macri, por decreto y sin explicaciones públicas, eliminara el régimen que obligaba a darle transparencia al manejo de fondos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la ex SIDE.
Lo hizo por medio del decreto 656, del 6 de mayo, que derogó buena parte de un decreto de julio del año pasado, el 1311/15.
El jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Arribas regresó de sus vacaciones y se reunió en la Casa de Gobierno con el jefe de Gabinete, Marcos Peña tras la denuncia en su contra por presuntos vínculos con el caso de corrupción Lava Jato de Brasil.
Arribas se presentó en la Casa Rosada junto a dos colaboradores para definir los caminos a seguir con este caso y mañana martes emitirá el Gobierno un comunicado.
Esta norma, reglamentaria de la ley de inteligencia sancionada en febrero de 2015, habilitaba el acceso público a la información sobre el uso de los fondos de la AFI, con excepción de los recursos destinados a tareas específicas de inteligencia. Estos últimos gastos mantuvieron su carácter reservado, pero, de todas formas, debían quedar registrados y con su documentación respaldatoria.
Al derogar el “régimen de administración de fondos” sin reemplazarlo por uno nuevo, todos los recursos volvieron a ser confidenciales, desde los gastos en tareas de seguimiento y vigilancia hasta la compra de resmas de papel y café. Los fondos de la Agencia, con un presupuesto de $ 1.450 millones para 2016, se convirtieron, al menos en potencia, en una caja negra. En este punto, la AFI volvió a parecerse a la SIDE. Recortale una caja histórica que tradicionalmente manejaron los espías hizo que Arribas se ganará enemigos muy poderos y con acceso a información privilegiada.
Pero el conflicto no termina acá. El último fin de semana los espías hicieron oír a las autoridades políticas del organismo su malestar. Y algunas revelaciones de este fin de semana encendieron las alarmas.
“Lo peor de todo, es que esto es sólo el principio, la amenaza de los históricos es ir por más”, cerró el el hombre de anteojos negros.
